miércoles, 8 de abril de 2015

La importancia del hombre


         En el universo observamos seres y entidades que podemos dividir en: seres que miran por sí mismos, los cuales apreciamos como de polaridad negativa; y seres que buscan el desarrollo colectivo, que apreciamos como de polaridad positiva.

         Estos seres tienen percepciones muy distintas y no son capaces de entender a la otra parte, puesto que no la han podido experimentar.

         El ser humano es la conjunción de las dos polaridades y alberga en su interior la posibilidad de conectar con ambas. Por lo que el ser humano está a disposición de la comprensión total, de la comprensión de la unidad. El ser humano puede comprender ambas polaridades, puesto que pasa de una a la otra con gran facilidad, y habiendo experimentado ambas, puede llegar a comprender a ambos seres o entidades que se polarizan únicamente en un extremo u otro.

         Por ello el ser humano, desde un punto de vista más elevado, es la posibilidad de que ambas polaridades se unan, comprendiéndose la una a la otra, pudiendo volver a la unidad de la que forman parte.

         Recordad que la cualidad de bueno y malo es algo que nos marca nuestra programación, pero una vez liberados de esas ataduras, nos damos cuenta de que solo son dos extremos de una misma cosa. Todo es lo mismo con la única diferencia del estado que presenta la energía en un instante preciso.

         Una misma cosa en un estado energético denso lo cualificamos de negativo, pero lo apreciaríamos como positivo si aumentara su vibración y su estado energético se tornara más sutil.

         Las acciones son fruto de un pensamiento, el cual es energía que puede ser de mayor o menor calidad.

         Si bien nos puede parecer que los seres que solo miran por sí mismos no tienen consciencia de unidad o pertenencia al Todo, y por lo tanto serían inferiores a los de su polaridad contraria, lo cierto es que también debemos observar que ellos también evolucionan y que son parte necesaria. El universo esta en equilibrio, y para su crecimiento y evolución, es necesario que ambas polaridades evolucionen al mismo tiempo.

         Recordemos también que ambas polaridades se ayudan mutuamente. La polaridad negativa es el motor que ayuda a evolucionar a las especies inferiores. Las personas crecemos al tiempo que vamos superando los diferentes problemas que van apareciendo en nuestras vidas. La oposición hace que debamos empujar con más fuerza y nos hace evolucionar más rápido.

         Como ejemplo, imaginen cuando una persona hace pesas, tumbado sobre un banco y levantando una barra con discos pesados en los extremos de la misma. La barra con el peso seria la oposición que debe superar la persona, y cuando logra superarla su cuerpo se vuelve más fuerte, mas musculado, preparado para enfrentarse a un problema mayor. Su cuerpo ha cambiado, evolucionado tras la superación de un problema.

         Aquello que consideramos malo, aquellos seres que consideramos tan malvados, tienen su razón de ser y superar los obstáculos que nos ponen, nos hace evolucionar.

         Nosotros como seres humanos estamos en disposición de poder comprender a dichos seres, ya que poseemos esa polaridad y podemos comprender lo que les lleva a comportarse de esa manera.

         Debemos superar la hipocresía y aceptar nuestra realidad. Poseemos ambas polaridades y somos capaces de conectar con ellas y ajustar nuestro comportamiento a uno u otro extremo.

         Debemos empezar a ver la realidad desde un plano más elevado para entender el sentido e importancia de lo que hacemos aquí. Nuestro propósito es conocernos a nosotros mismos, sin negar lo que somos o aquello que no queremos ver de nosotros, simplemente porque nos han programado para pensar que es negativo. Con ello dejamos en el subconsciente aquello que no queremos aceptar de nosotros mismos, creando una sombra cada vez más poderosa.

         Y no quiero que tergiversen mis palabras, porque ello no quiere decir que se tengan que comportarse como les venga en gana, sin tener ninguna responsabilidad sobre sus actos. El mismo esfuerzo del ejemplo de las pesas se puede equiparar al esfuerzo que supone la superación de las tentaciones, aquellos impulsos primarios que nos instan a realizar acciones que nos llevan a vibrar de forma más densa, y superarlas nos hace evolucionar hacia estados del ser más sutiles. Simplemente uno puede empezar a juzgar por sí mismo si sus acciones perjudican a otro y obrar poniéndose en el lugar de la otra parte.

         Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.

 

sábado, 21 de marzo de 2015

La percepción de la realidad


         La realidad es la suma de las infinitas posibles percepciones que puede adoptar el observador.
         Cada individuo percibe la realidad de forma diferente. Puesto que lo que observamos es una ilusión.
         Percibimos la realidad tal y como somos. Es más, aquello que percibimos en el exterior, es un reflejo de nuestro interior.
         El exterior es una proyección de nuestro interior, por lo que en realidad estamos viendo proyectado aquello que creemos. Nosotros somos lo que creemos que somos e incluso nuestro habitáculo "físico" es transformado diariamente mediante nuestros pensamientos. Nos percibimos desde una perspectiva única y personal.
         De igual manera percibimos el exterior con nuestro sello personal, transformándolo a medida que vamos transformando el interior.
         Podemos entender entonces que para cambiar nuestra realidad, debemos cambiar aquello que la crea, es decir, debemos cambiar el interior que se encarga de percibirla de un modo concreto, proyectando esa realidad, creándola y atrayendo todo aquello semejante hacia nosotros.
         Volveríamos al tema de la sugestión mental para cambiar la programación subconsciente (ver artículos relacionados: la importancia del subconsciente y la reprogramación mental).
         La percepción de la realidad depende del nivel de consciencia que tenga cada uno. Y ese nivel de consciencia particular nos llevará a vivir una realidad con un nivel de frecuencia específico. Nuestra consciencia se nutre de la información, y cuanta mayor sea mayor, será nuestra capacidad de percibir el mayor abanico posible de los elementos que conforma el Todo.
         En este planeta, podemos apreciar que las realidades que viven los individuos en el mismo, es muy distinta dependiendo del lugar en el que habitan. En este planeta coexisten diferentes lugares con niveles de frecuencia distintos. Eso es debido a los deferentes niveles de consciencia de los seres que encarnan en los diferentes lugares.
         Incluso en un mismo lugar hay subniveles de consciencia ocupando el mismo espacio, habiendo individuos que viven realidades muy diferentes en un mismo lugar.
         El hecho de haber adquirido la capacidad de viajar y visitar lugares tan diferentes, ya sea in situ o a través de sistemas de transmisión de información como la televisión o similares, significa la posibilidad de hacerse consciente de las diferentes realidades y poder llegar hasta ellas y, tras una buena observación y análisis, aumentar el grado de comprensión hacia el prójimo. Es decir, que cuando entendemos que para alguien es tan diferente su percepción de la realidad en comparación a la nuestra, comprendemos porqué aunque para nosotros su forma de actuar puede parecernos extraña e ilógica, pues la misma depende únicamente de la información que tenga para percibir aquella parte del todo, que para ese individuo es lo único que existe.
         La expansión de la consciencia hace que nos hagamos conscientes de las diferentes realidades y por ello podemos acceder a ellas, para así ampliar aún mas nuestra consciencia, puesto que todo lo que existe es parte del Todo, y ello nos permite adquirir conocimientos desde nuevas perspectivas, desde el punto de vista de otro observador.
         Hay una frase que dice: "la belleza está en los ojos del que mira". Esto quiere decir que todo depende del observador y su percepción de algo concreto.
         Concluyendo, no hay realidad, solamente ilusión, proyección. Vemos a través de los ojos. Realmente aquello que percibimos, analizado en profundidad, es vacio. Es sorprendente, pero ello evidencia que se trata de un especie de proyección holografía.
         Pero tiene mucho más sentido de lo que parece. Nuestra misión es el autoconocimiento, la comprensión de lo que somos. Para ello proyectamos lo que somos, para verlo desde otra perspectiva, viéndonos delante de nuestros ojos. Como nos percibimos como partes separadas del Todo, así nos proyectamos y nos vemos, como algo individual. A medida que vayamos adquiriendo consciencia de que somos parte de la Unidad, entonces empezaremos a recorrer el camino que conduce a la integración en la misma. Todo depende de lo que percibamos, así de simple.
         Así que aquello que creemos es lo que vivimos. Si quieres cambiar algo en tu vida, cree en aquello que quieres. Porque si quieres algo, pero no lo crees posible interiormente, exteriormente no se hará real para ti.
         por último recurriré a la frase: "tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto". Todo depende de lo que creas. Observa lo que percibes y sabrás quien eres. Compréndete a ti mismo y lo comprenderás todo.
         Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.
 
 

lunes, 9 de marzo de 2015

Las relaciones


        Las relaciones son producto de la intención de un ser de establecer una conexión con otro ser, en la cual ambos se conectan y entre ellos se produce un intercambio energético.

         En las relaciones se produce un traspaso de energía de un individuo a otro y viceversa.

         Las personas realizan ese intercambio de forma inconsciente.

         Cuando se produce una comunicación entre dos personas, se produce un flujo de energía que circula entre ambas. Ese flujo de energía es el resultado de la atención que una persona centra en la otra.

         Cuando una persona emite una información a otra, el emisor está mandando energía en forma de información, y el receptor de esa información devuelve esa energía al emisor en forma de la atención prestada. Prestar atención es mandar energía al emisor para que tenga suficiente energía para poder expresar la idea con claridad y sea más fácilmente entendible por el receptor.

         Entre el emisor y el receptor se produce una retroalimentación continua que hace que la energía de ambos permanezca en equilibrio.

         Si el receptor no tiene interés en la información, deja de prestar atención con la consiguiente falta de retroalimentación energética hacia el emisor. El emisor sentirá una dificultad para transmitir la información debido a que su energía disminuye y se produce un desequilibrio energético.

         Las personas, como centros energéticos, tienen dos opciones a la hora de conectarse a una fuente de energía:

- conectarse a otra persona o centro energético.

- conectarse al Todo, a la fuente principal.

         Cuando una persona se conecta al Todo, se desconecta automáticamente de otra individualidad o ser, y se alimenta directamente de la fuente principal cuya energía es ilimitada. La fuente mantiene a la persona en un estado energético óptimo. La conexión con la fuente principal atenúa la influencia del ego con sus respectivos programas. Uno está más cerca de su auténtico ser.

         Pero las relaciones entre individuos son necesarias y aportan aprendizaje, sobre todo porque actúan como un espejo, para así poder llegar al conocimiento de uno mismo.

         Como ya se indicó en el artículos relacionados con el subconsciente las personas atraen lo semejante, personas similares y con programas complementarios. Las personas que desempeñan el papel que tienen programado en el subconsciente y se sienten atraídas por personas que complementen ese programa, porque supondrá una fuente de energía individual. Por ejemplo, una persona que lleve un programa de abusador, sentirá atracción por una persona que lleve un programa de víctima. y viceversa. A nivel energético el abusador intimidará a la víctima y ésta a través de la sumisión cederá energía de forma inconsciente al abusador para que se recargue energéticamente y deponga su actitud. Pero la víctima también juega su papel y su estrategia para conseguir energía será la de causar pena o lástima al abusador que devolverá parte de esa energía a la víctima. En este caso concreto ambas personas se retroalimentan y sus programas se complementan para equilibrar sus niveles de energía.

         Como ven, aunque no percibamos el flujo energético entre las personas, éste es muy importante para entender el motivo por el cual puede no gustarnos algún tipo de personas o acción que cometa o que sintamos rechazo hacia la misma.

         Cuando una persona intenta llamar la atención, busca que le den energía, hecho que se produce en el momento en que alguna o algunas personas centren su atención en el individuo en cuestión. Esas personas se enfadaran, no estando interesadas en la información que se les está ofreciendo, porque entienden que se les está robando la energía.

         Si bien la conexión con las personas es de vital importancia para el autoconocimiento, o conocimiento del programa que lleva cada uno, ya que de la interacción se puede advertir qué estamos atrayendo y por tanto cuál es su complemento, es conveniente no convertir estas conexiones en adictivas, optando en mayor medida la conexión con el Todo o fuente principal.

         En la conexión con la fuente principal, también podemos acceder a información, la cual llega a través de la intuición. Además esta conexión nos permite mantener un nivel de energía óptimo permitiéndonos elevar la frecuencia hacia estados de consciencia más elevados, más cerca de nuestra verdadera esencia.

         Las relaciones también pueden convertirse en adictivas cuando supongan una dependencia. Cuando una persona dice sentirse tan "enamorada" de otra, por el hecho de no poder vivir sin ella, está manifestando una clara dependencia hacia la misma, siendo una relación adictiva, sin la cual esa persona cree no poder satisfacer sus necesidades energéticas.

         Permanezcan en equilibrio, no dependan de nadie, puesto que es una ilusión, ya que esa persona de la que creen depender es parte de usted y ambos forman parte del Todo del que todos formamos parte. Aléjense de la ilusión y permanezcan unidos al Todo indivisible.

         En consecuencia, podemos establecer que la unión a otra persona es ilusoria, unión a una parte que no es individual, y es esa ilusión o percepción errónea de sentirse separado de la Unidad. lo que hace que nos desconectemos de la fuente inagotable de energía.

         Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.
 


miércoles, 25 de febrero de 2015

El sexo


        El sexo es la búsqueda del sentimiento de integración de las polaridades masculina y femenina.

         El éxtasis al que se llega fruto de esa unión, es la sensación de la integración de las polaridades.

         El hombre, como polaridad masculina, buscaría unir su energía con una de la polaridad femenina. Y viceversa.

         Como tentación, el sexo es la búsqueda sencilla de esa sensación, poco duradera, a la que se llega complementado una carencia interior con algo externo, la otra polaridad.

         La polaridad contraria debe ser integrada desde el interior, y es uno mismo el que debe integrar ambas polaridades en sí mismo, llegando al sentimiento de unidad.

         Para ello debe hacerse consciente de que la parte contraria a su polaridad está en su interior, aceptándola e integrándola en su ser.

         Solo entonces podrá llegar a sentir la unidad en sí mismo, sin dependencia externa.

         La energía sexual es una energía muy poderosa que debería utilizarse con la consciencia de lo que supone. La energía sexual provoca la apertura de un portal dimensional, preparando el acceso a una consciencia que debe adentrarse en la realidad 3D, aguardando el momento de entrar en el nuevo cuerpo que se creará de la unión del espermatozoide y el óvulo, como resultado de la unión de ambas energías.

         Por tanto, esas energías abren portales, y cuando son utilizados de manera incorrecta (sin la consciencia de que se realiza para crear el acceso para que una consciencia encarne en un cuerpo físico que viene a experimentar en esta realidad 3D, con el fin de continuar con su evolución), entonces sirven de acceso a otro tipo de entidades etéreas de otras dimensiones no fisicas. También a través de esos portales, ciertas entidades pueden aprovechar las energías emanadas en el acto sexual, energías densas, de baja vibración, como alimento, o para otros fines.

         La energía sexual es de una vibración densa porque supone la bajada de lo espiritual a lo material. Y ello es necesario para poder ofrecer un cuerpo físico para que una consciencia continúe su evolución en la realidad física de tercera densidad.

         Les invito a reflexionar porqué actualmente hay una generalizada masiva actividad sexual percibida como algo positivo, y por qué se observa un intento por parte de los medios de comunicación, de fomentar los deseos de tener relaciones sexuales, socializando a las masas a tener un concepto del sexo como un pasatiempo agradable, sin mayores consecuencias a otros niveles. Hoy en día se programa a los niños con mensajes subliminales en los dibujos para que despierten sus instintos sexuales, series para adolescentes en las que aparece la búsqueda de una relación temprana como algo positivo y casi necesario, películas para mayores en las que aparece la sugestión mental de que el sexo es parte importantísima en las relaciones de pareja, la pornografía en la red al alcance de cualquiera,...

         Mi opinión es que por una parte la religión se encargó de dejar en la sombra unos deseos sexuales que eran reprimidos, negados y consecuentemente almacenados por el ego en el subconsciente (en lugar de ser aceptados como instintos primarios y entendiendo el propósito de esos instintos, controlarlos con la voluntad), para luego fomentar el sexo con todos los mecanismos de control mental, provocando una liberación incontrolada de esos instintos sexuales que habían sido reprimidos por generaciones, consiguiendo que el sexo sea visto como parte esencial en la vida de las personas, y poniéndolo de moda, consiguiendo que las actitudes correctas respecto al mismo se vean como actitudes extrañas. Al entenderse como una actitud socialmente aceptada y normal, el ego la adhiere a su personalidad como una parte de la misma, sin cuestionarse la importancia real del mismo.

         Como resultado podemos advertir que en estos momentos en el mundo entero las personas emanan constantemente una gran cantidad de poderosas energías sexuales, sin conocimiento de las consecuencias que ello puede tener, cuando como ya dijimos estas energías pueden provocar la apertura de la capa o velo que limita las diferentes dimensiones, donde habitan entidades a las que facilitamos de alguna manera el contacto con nuestra dimensión.

         Seria conveniente que fuésemos cuestionando los valores que se nos han inculcado a fin de establecer nuestro propio sistema de valores para liberarnos de la programación a la que somos sometidos.

         Quiero recalcar que cada uno debe elegir las acciones que toma con libre albedrío, pero para ello es parte muy importante tener conocimiento real de las consecuencias de sus actos. Para ello hay que llegar a la verdad que se esconde detrás de lo aparente, una verdad a la que podemos llegar a través de la intuición de la conexión con nuestro yo más elevado.

         Cuando somos conscientes de la verdad, entonces actuaremos con conocimiento. Las acciones que se elijan posteriormente determinaran el camino que cada uno elija tomar hacia la parte o la unidad, no siendo una de ellas mejor que la otra, sino una evolución por diferentes caminos hacia la unidad desde dos perspectivas distintas, que en el fondo son ambas indivisibles y una misma.

         Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.


sábado, 21 de febrero de 2015

El mal


         El mal es fruto de nuestra limitada perspectiva de creencia en la dualidad.

         Ante esta perspectiva consideramos como una buena acción aquella que beneficia a la unidad, al Todo indivisible, actuando siendo consciente de la pertenencia al mismo.

         Una mala acción seria aquella que buscase, a través del ego, el beneficio particular, a través de la competencia, descuidando al prójimo, y perjudicándolo consecuentemente. Ello implicaría en realidad estar perjudicando a una parte del todo, por el hecho de tener una percepción limitada de la realidad.

         El mal es por tanto una consecuencia del sentimiento ilusorio de separación, siendo una mala acción aquella que busca el beneficio del ego.

         Los seres de servicio a sí mismos son los que se perciben como seres individuales, separados del resto. Y es esa falta de consciencia de pertenencia al Todo lo que hace que actúen de esa forma.

         Aquellos seres de servicio a los demás son aquellos que tienen consciencia de que todos somos uno, formando parte de lo mismo. Así, entendiendo que los demás son una parte de nosotros, entonces se entiende que decidan actuar en beneficio ajeno, ya que en realidad es beneficio propio al mismo tiempo.

         Pero el mal, siendo una percepción dual, debe ser entendida como parte necesaria. El mal es el bien en potencia. La escala vibratoria va de lo denso a lo sutil, adoptando diferentes estados. El bien y el mal son una misma cosa.

          Los seres de servicio a sí mismos, y de servicio a los demás, evolucionan de igual manera, por caminos distintos, hacia un mismo lugar donde confluyen hacia la unidad.

         Desde nuestro limitado nivel de consciencia nos resulta muy complejo entender que el mal es necesario, pero en el universo todo está en equilibrio, por ello todo debe ser como es.        

         El mal provoca miedo, y es ese sentimiento el que nos permite conectar con nuestros bloqueos internos limitantes, ofreciéndonos una posibilidad de elevar su frecuencia y así poder llegar estados evolutivos más elevados. Por ello, podríamos entender el mal como un acelerador evolutivo.

         Pongamos un ejemplo de lo relativo que es el bien y el mal:

  - El ser humano se alimenta del reino vegetal y animal para obtener energía, no siendo capaz de obtener la misma por otras vías (al menos la necesaria para sobrevivir). Por ello transforma seres vivos de estados evolutivos inferiores en energía. El hombre estaría perjudicando a un aparte del todo, para sobrevivir, pero no se plantea juzgar sus actos.

  - Seres de estados evolutivos mayores se alimentan de energías, emanadas a través de emociones y sentimientos, es decir, de las emociones vertidas por los humanos. Los seres de servicio a sí mismo, se alimentarán de energías más densas, por lo que tratarán de que el hombre genere esas energías; y al mismo tiempo los seres de servicio a los demás ( o seres de servicio a la unidad de la que forman parte) se alimentarán de energías más sutiles, procurando que el ser humano evolucione y escoja una polaridad positiva.

         Entonces, cuál de las anteriores opciones estaría bien o mal, sería al menos, discutible.

         Debemos ser conscientes de algo muy importante, y para ello hay que apartar al ego, y es que cada uno de nosotros, cada parte del todo, llevamos en nuestro interior ambas polaridades, siendo capaces de lo mejor y lo peor. Aquello que no queremos ver, está en la sombra, o en nuestro subconsciente, escondido porque nuestro ego solo permite que veamos aquella parte que se supone que debemos ser. Pero todos somos parte del todo y el todo está en nosotros.

         Por ello, líbrense de juzgar, ya que están juzgando a su sombra, a aquella parte que está escondida, tanto, que ni siquiera sabemos que existe en nosotros. Que no la vean, o no la perciban, no significa que no esté ahí.

         Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.

La tentación


        La tentación es la posibilidad de elegir una acción encaminada a experimentar estados de frecuencia densos. Esos estados emocionales son fruto de una percepción errónea de la realidad.

         La tentación es dejarse llevar, en contra del esfuerzo. Es darle el control al ego, dejar que el programa funcione solo, es ponerse en piloto automático.

         La tentación es una invitación a escoger una experiencia de satisfacción rápida, fácil de conseguir, pero poco duradera, y yo diría que, por tanto, ilusoria.

         La tentación es intentar alcanzar un estado sin esfuerzo previo, cogiendo atajos que llevan a acercarse a las sensaciones verdaderas, pero por tiempo limitado, ya que son una ilusión.

         Las tentaciones son de muchos tipos, y quizá vayan asociados a los chacras principales. En la sociedad actual los valores inculcados parecen estar dirigidos a los chacras inferiores, y a vivir según sus vibraciones.

         La codicia sería el resultado del deseo de poseer la materia, producto de un vacío espiritual, intentando llenar ese vacío desde lo aparente.

         El sexo sería una forma de autosatisfacción basada en la separación, en la creencia de división, carencia y necesidad del sentimiento de ser amado.

         Las emociones serían la búsqueda de alcanzar sentimientos elevados de forma rápida, aunque como ya dijimos, poco duraderos.

         La ira sería una elección basada en la separación, en la que le ego domina nuestras decisiones, haciéndonos creer que somos individuales, y por tanto creeremos que aquello que nos enoja es producto de algo externo y ajeno a nuestro ser.

         La holgazanería sería producto de un sentimiento de inferioridad, falta de autoestima, temor al movimiento y al cambio, ligado al sentimiento de tristeza y soledad que viene arraigado en un sentimiento ilusorio de separación y la no pertenencia al todo.

         Los estados del ser más elevados, corresponderían a los chacras superiores y alcanzarlos requerirían una dedicación mayor, esfuerzo, constancia y disciplina.

         Las tentaciones se encuentran en cada elección que tomamos, por ello y para no sucumbir a ellas, será importante mantenerse en equilibrio en un estado vibracional lo más elevado posible, manteniendo firmemente la idea de unidad, no permitiendo que el ego nos limite la percepción y convenciéndonos de lo ilusorio.

         El hábito de buenas elecciones es el que nos mantendrá en estados más sutiles, alejándonos de la posibilidad de caer en las tentaciones.

         Para ello hay que ser lo más analíticos posibles ante cualquier sensación que amenace con romper el equilibrio interno.

         Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.