En el universo observamos
seres y entidades que podemos dividir en: seres que miran por sí mismos, los
cuales apreciamos como de polaridad negativa; y seres que buscan el desarrollo
colectivo, que apreciamos como de polaridad positiva.
Estos seres tienen percepciones muy distintas y no son
capaces de entender a la otra parte, puesto que no la han podido experimentar.
El ser humano es la conjunción de las dos polaridades y
alberga en su interior la posibilidad de conectar con ambas. Por lo que el ser
humano está a disposición de la comprensión total, de la comprensión de la
unidad. El ser humano puede comprender ambas polaridades, puesto que pasa de
una a la otra con gran facilidad, y habiendo experimentado ambas, puede llegar
a comprender a ambos seres o entidades que se polarizan únicamente en un
extremo u otro.
Por ello el ser humano, desde un punto de vista más elevado,
es la posibilidad de que ambas polaridades se unan, comprendiéndose la una a la
otra, pudiendo volver a la unidad de la que forman parte.
Recordad que la cualidad de bueno y malo es algo que nos
marca nuestra programación, pero una vez liberados de esas ataduras, nos damos
cuenta de que solo son dos extremos de una misma cosa. Todo es lo mismo con la única
diferencia del estado que presenta la energía en un instante preciso.
Una misma cosa en un estado energético denso lo cualificamos
de negativo, pero lo apreciaríamos como positivo si aumentara su vibración y su
estado energético se tornara más sutil.
Las acciones son fruto de un pensamiento, el cual es energía
que puede ser de mayor o menor calidad.
Si bien nos puede parecer que los seres que solo miran por
sí mismos no tienen consciencia de unidad o pertenencia al Todo, y por lo tanto
serían inferiores a los de su polaridad contraria, lo cierto es que también debemos
observar que ellos también evolucionan y que son parte necesaria. El universo
esta en equilibrio, y para su crecimiento y evolución, es necesario que ambas
polaridades evolucionen al mismo tiempo.
Recordemos también que ambas polaridades se ayudan
mutuamente. La polaridad negativa es el motor que ayuda a evolucionar a las
especies inferiores. Las personas crecemos al tiempo que vamos superando los
diferentes problemas que van apareciendo en nuestras vidas. La oposición hace
que debamos empujar con más fuerza y nos hace evolucionar más rápido.
Como ejemplo, imaginen cuando una persona hace pesas,
tumbado sobre un banco y levantando una barra con discos pesados en los
extremos de la misma. La barra con el peso seria la oposición que debe superar
la persona, y cuando logra superarla su cuerpo se vuelve más fuerte, mas
musculado, preparado para enfrentarse a un problema mayor. Su cuerpo ha
cambiado, evolucionado tras la superación de un problema.
Aquello que consideramos malo, aquellos seres que consideramos
tan malvados, tienen su razón de ser y superar los obstáculos que nos ponen,
nos hace evolucionar.
Nosotros como seres humanos estamos en disposición de poder
comprender a dichos seres, ya que poseemos esa polaridad y podemos comprender
lo que les lleva a comportarse de esa manera.
Debemos superar la hipocresía y aceptar nuestra realidad.
Poseemos ambas polaridades y somos capaces de conectar con ellas y ajustar
nuestro comportamiento a uno u otro extremo.
Debemos empezar a ver la realidad desde un plano más elevado
para entender el sentido e importancia de lo que hacemos aquí. Nuestro
propósito es conocernos a nosotros mismos, sin negar lo que somos o aquello que
no queremos ver de nosotros, simplemente porque nos han programado para pensar
que es negativo. Con ello dejamos en el subconsciente aquello que no queremos
aceptar de nosotros mismos, creando una sombra cada vez más poderosa.
Y no quiero que tergiversen mis palabras, porque ello no
quiere decir que se tengan que comportarse como les venga en gana, sin tener
ninguna responsabilidad sobre sus actos. El mismo esfuerzo del ejemplo de las
pesas se puede equiparar al esfuerzo que supone la superación de las
tentaciones, aquellos impulsos primarios que nos instan a realizar acciones que
nos llevan a vibrar de forma más densa, y superarlas nos hace evolucionar hacia
estados del ser más sutiles. Simplemente uno puede empezar a juzgar por sí
mismo si sus acciones perjudican a otro y obrar poniéndose en el lugar de la
otra parte.
Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que
formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces
entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el
amor a uno mismo.