Somos consciencia.
Nuestro nivel
de consciencia es muy limitado. De hecho la percepción que tenemos de nosotros
mismos es tan limitada, que creemos ser algo individual y separado de todo lo
que nos rodea.
Pero lo
cierto es que todo está conectado y formamos parte de algo mucho más grande,
infinitamente mayor. Pero nuestro nivel de conciencia es aún muy pequeño.
La mente crea
la materia y nuestro cuerpo individual, como así lo percibimos, es el resultado
de lo que creemos que somos.
Eso quiere
decir que manifestamos en el mundo físico nuestro sistema de creencias.
Nuestro
sistema de creencias radica en el subconsciente, y el subconsciente es un
almacén de información que ha ido recopilando la mente y que marca la realidad
en la que vivimos.
(Pero la
importancia del subconsciente la veremos en otro artículo)
Centrémonos
en los niveles de consciencia.
Imaginemos
una célula de nuestro cuerpo. La célula tiene un nivel de consciencia menor que
el nuestro. La célula se percibe como individual y separada del resto de
células con las que convive. Las células serían entidades individuales básicas
de conciencia.
Esa célula es
individual y egoísta (provista de ego) con instinto de supervivencia. De hecho
cuando a una célula le falta oxigeno, muta, se vuelve cancerígena, para poder
vivir sin oxigeno. Con ello afecta al resto de células y al cuerpo del que
forma parte, sin ser consciente de ello. Pero al no ser consciente de que es
una parte de algo mayor, y percibiéndose como algo individual obra de forma
egoísta, porque no cree que sus actos afecten al resto de células y al entorno.
Ello es
extrapolable al ser humano. El hombre cree que sus acciones no afectan más que
a sí mismo.
Continuando
con los niveles de consciencia, el hombre es consciente de sí mismo como
unidad, pero al igual que la célula, no es consciente de que junto con el resto
de seres humanos forma parte de una unidad mayor.
Si seguimos,
encontraremos que hay una escala de niveles de consciencia, y podríamos
entender al planeta como unidad. Los seres humanos seriamos parte importante
del mismo, igual que las células son partes importantes de nuestro cuerpo.
Los planetas
se verían como entidades individuales, con conciencia de unidad planetaria, y
se relacionarían con otros planetas. Ahí podíamos entrar en cómo se atraen
gravitacionalmente dentro del sistema solar al que pertenecen.
Las estrellas
también tendrían consciencia de unidad, y se verían separadas de otras
estrellas. Y seguiríamos con las constelaciones, universos locales,...
En resumen,
hay muchos niveles de consciencia que se manifiestan al mismo tiempo.
Podríamos
decir que a medida que vamos evolucionando vamos ampliando nuestro nivel de
conciencia y nos vamos acercando cada vez más a ser conscientes de algo más
elevado y más grande, hasta ser conscientes del Todo. Pero el tiempo es una
ilusión de nuestra percepción limitada, y parece que todo se produce en el
mismo instante, en un eterno presente, con lo que se nos hace difícil entender
tal evolución sin el aspecto temporal.
Quizá por eso
es que somos seres multidimensionales y existimos en diferentes dimensiones en
el mismo momento, entendiendo el momento del eterno presente, que nosotros
percibimos como diferentes momentos. Esos momentos los asociamos a pasado,
presente y futuro, apareciendo así la idea de evolución. Por lo tanto la
evolución sería un ideal equivocado, fruto de la falsa percepción temporal.
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