miércoles, 25 de febrero de 2015

El sexo


        El sexo es la búsqueda del sentimiento de integración de las polaridades masculina y femenina.

         El éxtasis al que se llega fruto de esa unión, es la sensación de la integración de las polaridades.

         El hombre, como polaridad masculina, buscaría unir su energía con una de la polaridad femenina. Y viceversa.

         Como tentación, el sexo es la búsqueda sencilla de esa sensación, poco duradera, a la que se llega complementado una carencia interior con algo externo, la otra polaridad.

         La polaridad contraria debe ser integrada desde el interior, y es uno mismo el que debe integrar ambas polaridades en sí mismo, llegando al sentimiento de unidad.

         Para ello debe hacerse consciente de que la parte contraria a su polaridad está en su interior, aceptándola e integrándola en su ser.

         Solo entonces podrá llegar a sentir la unidad en sí mismo, sin dependencia externa.

         La energía sexual es una energía muy poderosa que debería utilizarse con la consciencia de lo que supone. La energía sexual provoca la apertura de un portal dimensional, preparando el acceso a una consciencia que debe adentrarse en la realidad 3D, aguardando el momento de entrar en el nuevo cuerpo que se creará de la unión del espermatozoide y el óvulo, como resultado de la unión de ambas energías.

         Por tanto, esas energías abren portales, y cuando son utilizados de manera incorrecta (sin la consciencia de que se realiza para crear el acceso para que una consciencia encarne en un cuerpo físico que viene a experimentar en esta realidad 3D, con el fin de continuar con su evolución), entonces sirven de acceso a otro tipo de entidades etéreas de otras dimensiones no fisicas. También a través de esos portales, ciertas entidades pueden aprovechar las energías emanadas en el acto sexual, energías densas, de baja vibración, como alimento, o para otros fines.

         La energía sexual es de una vibración densa porque supone la bajada de lo espiritual a lo material. Y ello es necesario para poder ofrecer un cuerpo físico para que una consciencia continúe su evolución en la realidad física de tercera densidad.

         Les invito a reflexionar porqué actualmente hay una generalizada masiva actividad sexual percibida como algo positivo, y por qué se observa un intento por parte de los medios de comunicación, de fomentar los deseos de tener relaciones sexuales, socializando a las masas a tener un concepto del sexo como un pasatiempo agradable, sin mayores consecuencias a otros niveles. Hoy en día se programa a los niños con mensajes subliminales en los dibujos para que despierten sus instintos sexuales, series para adolescentes en las que aparece la búsqueda de una relación temprana como algo positivo y casi necesario, películas para mayores en las que aparece la sugestión mental de que el sexo es parte importantísima en las relaciones de pareja, la pornografía en la red al alcance de cualquiera,...

         Mi opinión es que por una parte la religión se encargó de dejar en la sombra unos deseos sexuales que eran reprimidos, negados y consecuentemente almacenados por el ego en el subconsciente (en lugar de ser aceptados como instintos primarios y entendiendo el propósito de esos instintos, controlarlos con la voluntad), para luego fomentar el sexo con todos los mecanismos de control mental, provocando una liberación incontrolada de esos instintos sexuales que habían sido reprimidos por generaciones, consiguiendo que el sexo sea visto como parte esencial en la vida de las personas, y poniéndolo de moda, consiguiendo que las actitudes correctas respecto al mismo se vean como actitudes extrañas. Al entenderse como una actitud socialmente aceptada y normal, el ego la adhiere a su personalidad como una parte de la misma, sin cuestionarse la importancia real del mismo.

         Como resultado podemos advertir que en estos momentos en el mundo entero las personas emanan constantemente una gran cantidad de poderosas energías sexuales, sin conocimiento de las consecuencias que ello puede tener, cuando como ya dijimos estas energías pueden provocar la apertura de la capa o velo que limita las diferentes dimensiones, donde habitan entidades a las que facilitamos de alguna manera el contacto con nuestra dimensión.

         Seria conveniente que fuésemos cuestionando los valores que se nos han inculcado a fin de establecer nuestro propio sistema de valores para liberarnos de la programación a la que somos sometidos.

         Quiero recalcar que cada uno debe elegir las acciones que toma con libre albedrío, pero para ello es parte muy importante tener conocimiento real de las consecuencias de sus actos. Para ello hay que llegar a la verdad que se esconde detrás de lo aparente, una verdad a la que podemos llegar a través de la intuición de la conexión con nuestro yo más elevado.

         Cuando somos conscientes de la verdad, entonces actuaremos con conocimiento. Las acciones que se elijan posteriormente determinaran el camino que cada uno elija tomar hacia la parte o la unidad, no siendo una de ellas mejor que la otra, sino una evolución por diferentes caminos hacia la unidad desde dos perspectivas distintas, que en el fondo son ambas indivisibles y una misma.

         Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.


sábado, 21 de febrero de 2015

El mal


         El mal es fruto de nuestra limitada perspectiva de creencia en la dualidad.

         Ante esta perspectiva consideramos como una buena acción aquella que beneficia a la unidad, al Todo indivisible, actuando siendo consciente de la pertenencia al mismo.

         Una mala acción seria aquella que buscase, a través del ego, el beneficio particular, a través de la competencia, descuidando al prójimo, y perjudicándolo consecuentemente. Ello implicaría en realidad estar perjudicando a una parte del todo, por el hecho de tener una percepción limitada de la realidad.

         El mal es por tanto una consecuencia del sentimiento ilusorio de separación, siendo una mala acción aquella que busca el beneficio del ego.

         Los seres de servicio a sí mismos son los que se perciben como seres individuales, separados del resto. Y es esa falta de consciencia de pertenencia al Todo lo que hace que actúen de esa forma.

         Aquellos seres de servicio a los demás son aquellos que tienen consciencia de que todos somos uno, formando parte de lo mismo. Así, entendiendo que los demás son una parte de nosotros, entonces se entiende que decidan actuar en beneficio ajeno, ya que en realidad es beneficio propio al mismo tiempo.

         Pero el mal, siendo una percepción dual, debe ser entendida como parte necesaria. El mal es el bien en potencia. La escala vibratoria va de lo denso a lo sutil, adoptando diferentes estados. El bien y el mal son una misma cosa.

          Los seres de servicio a sí mismos, y de servicio a los demás, evolucionan de igual manera, por caminos distintos, hacia un mismo lugar donde confluyen hacia la unidad.

         Desde nuestro limitado nivel de consciencia nos resulta muy complejo entender que el mal es necesario, pero en el universo todo está en equilibrio, por ello todo debe ser como es.        

         El mal provoca miedo, y es ese sentimiento el que nos permite conectar con nuestros bloqueos internos limitantes, ofreciéndonos una posibilidad de elevar su frecuencia y así poder llegar estados evolutivos más elevados. Por ello, podríamos entender el mal como un acelerador evolutivo.

         Pongamos un ejemplo de lo relativo que es el bien y el mal:

  - El ser humano se alimenta del reino vegetal y animal para obtener energía, no siendo capaz de obtener la misma por otras vías (al menos la necesaria para sobrevivir). Por ello transforma seres vivos de estados evolutivos inferiores en energía. El hombre estaría perjudicando a un aparte del todo, para sobrevivir, pero no se plantea juzgar sus actos.

  - Seres de estados evolutivos mayores se alimentan de energías, emanadas a través de emociones y sentimientos, es decir, de las emociones vertidas por los humanos. Los seres de servicio a sí mismo, se alimentarán de energías más densas, por lo que tratarán de que el hombre genere esas energías; y al mismo tiempo los seres de servicio a los demás ( o seres de servicio a la unidad de la que forman parte) se alimentarán de energías más sutiles, procurando que el ser humano evolucione y escoja una polaridad positiva.

         Entonces, cuál de las anteriores opciones estaría bien o mal, sería al menos, discutible.

         Debemos ser conscientes de algo muy importante, y para ello hay que apartar al ego, y es que cada uno de nosotros, cada parte del todo, llevamos en nuestro interior ambas polaridades, siendo capaces de lo mejor y lo peor. Aquello que no queremos ver, está en la sombra, o en nuestro subconsciente, escondido porque nuestro ego solo permite que veamos aquella parte que se supone que debemos ser. Pero todos somos parte del todo y el todo está en nosotros.

         Por ello, líbrense de juzgar, ya que están juzgando a su sombra, a aquella parte que está escondida, tanto, que ni siquiera sabemos que existe en nosotros. Que no la vean, o no la perciban, no significa que no esté ahí.

         Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.

La tentación


        La tentación es la posibilidad de elegir una acción encaminada a experimentar estados de frecuencia densos. Esos estados emocionales son fruto de una percepción errónea de la realidad.

         La tentación es dejarse llevar, en contra del esfuerzo. Es darle el control al ego, dejar que el programa funcione solo, es ponerse en piloto automático.

         La tentación es una invitación a escoger una experiencia de satisfacción rápida, fácil de conseguir, pero poco duradera, y yo diría que, por tanto, ilusoria.

         La tentación es intentar alcanzar un estado sin esfuerzo previo, cogiendo atajos que llevan a acercarse a las sensaciones verdaderas, pero por tiempo limitado, ya que son una ilusión.

         Las tentaciones son de muchos tipos, y quizá vayan asociados a los chacras principales. En la sociedad actual los valores inculcados parecen estar dirigidos a los chacras inferiores, y a vivir según sus vibraciones.

         La codicia sería el resultado del deseo de poseer la materia, producto de un vacío espiritual, intentando llenar ese vacío desde lo aparente.

         El sexo sería una forma de autosatisfacción basada en la separación, en la creencia de división, carencia y necesidad del sentimiento de ser amado.

         Las emociones serían la búsqueda de alcanzar sentimientos elevados de forma rápida, aunque como ya dijimos, poco duraderos.

         La ira sería una elección basada en la separación, en la que le ego domina nuestras decisiones, haciéndonos creer que somos individuales, y por tanto creeremos que aquello que nos enoja es producto de algo externo y ajeno a nuestro ser.

         La holgazanería sería producto de un sentimiento de inferioridad, falta de autoestima, temor al movimiento y al cambio, ligado al sentimiento de tristeza y soledad que viene arraigado en un sentimiento ilusorio de separación y la no pertenencia al todo.

         Los estados del ser más elevados, corresponderían a los chacras superiores y alcanzarlos requerirían una dedicación mayor, esfuerzo, constancia y disciplina.

         Las tentaciones se encuentran en cada elección que tomamos, por ello y para no sucumbir a ellas, será importante mantenerse en equilibrio en un estado vibracional lo más elevado posible, manteniendo firmemente la idea de unidad, no permitiendo que el ego nos limite la percepción y convenciéndonos de lo ilusorio.

         El hábito de buenas elecciones es el que nos mantendrá en estados más sutiles, alejándonos de la posibilidad de caer en las tentaciones.

         Para ello hay que ser lo más analíticos posibles ante cualquier sensación que amenace con romper el equilibrio interno.

         Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.


 
 
 

 

lunes, 16 de febrero de 2015

El tiempo


         El tiempo es una dimensión que percibimos de forma lineal y que nos sirve para que los eventos se sucedan uno tras otro.

         Si el tiempo es una percepción ilusoria de nuestra realidad 3D, entonces aparecerían muchos interrogantes.

         Sin el tiempo no habría consecuencias y por lo tanto no habría miedo a las mismas. Así que podemos concluir que el miedo es producto del tiempo. El miedo seria entonces otra ilusión. Porque realmente sentimos miedo ante un evento que está por llegar, es la incertidumbre ante un hecho que aún no ha sucedido, aunque al parecer todo sucedió en un mismo momento.

         Sin el tiempo no habría evolución, al menos como nosotros la entendemos, ya que la evolución nace de un aprendizaje. El aprendizaje es producto de una situación pasada, y sin el tiempo no cabría reflexión posterior. Así que la evolución no sería tal, sino que todos los estados evolutivos se manifestarían en el mismo instante. Quizá por ello podemos conectar con nuestro yo superior, entendiendo que ya está presente en nosotros mismos, aunque lo percibamos como algo lejano, o que está por llegar.

         Si el tiempo es una ilusión de nuestra limitada percepción y todo sucede en un mismo momento, en el eterno presente, entonces la causa y el efecto tienen lugar al mismo tiempo. Un efecto o consecuencia es parte de la causa. Ambas coexisten juntas, y son indivisibles. Entonces según nuestra limitada percepción, con un tiempo lineal, podemos prever la consecuencia, ya que una acción lleva una causa en sí misma, aunque la percibamos en un momento temporal posterior.

         De ser así, lo que percibimos como futuro ya habría sucedido (o mejor dicho estaría sucediendo en el ahora), y por tanto no tendríamos capacidad de elección, o ya habríamos elegido en el momento único e infinito del eterno presente. De ser así, y si ahora mismo no tenemos mucha capacidad de elección, ¿qué sentido tendría estar viviendo?, ¿cuál sería el aprendizaje? Es muy posible que estemos aquí para intentar entender porqué hemos hecho las elecciones que ya han sido tomadas. Esa es una posible respuesta.

         Quizá no se trate pues de elegir, sino de entender porqué elegimos aquello que ya hemos elegido.

         La dimensión temporal tal y como la percibimos, nos estaría limitando hasta límites insospechados.

         Les invito a reflexionar sobre esto y hasta qué punto podemos ser fácilmente manipulables con esta ilusoria percepción temporal, sintiendo un continuo miedo ante un futuro incierto, temiendo por las consecuencias de nuestros actos, las cuales nos hacen permanecer inactivos.

         Vivimos en una realidad de ilusión, donde percibimos división constantemente. Percibimos división entre todo lo manifestado, viéndonos separados del Todo al que pertenecemos, y también lo percibimos todo separado por una línea temporal de eventos que parecen estar distantes entre sí, sin percibir el nexo de unión que hay entre todos ellos.

         Háganse conscientes de la ilusión, y siéntanse libres en este Todo al que pertenecen, en este eterno presente.

         Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.

domingo, 1 de febrero de 2015

La felicidad


         La felicidad es una actitud.

         La felicidad no es un objetivo, sino una forma de vida.

         Aquel que cree que no es feliz, o que cree que para ser feliz necesita algo que no tiene, no será feliz ni siquiera cuando posea aquello que condicionaba su felicidad.

         Y es que la felicidad no entiende de condiciones, porque es un estado que se puede sentir por el simple hecho de estar vivo.

         No caigan en la trampa de buscar la felicidad en el exterior, puesto que está dentro de cada uno de nosotros. La felicidad es un sentimiento que llevamos dentro, y con el que podemos conectar en cualquier momento.

         La felicidad no es objetiva, por lo que no depende de algo exterior. Uno puede decir sentirse feliz por alguna circunstancia concreta y sin embargo otra persona  puede no valorar esa misma circunstancia como un motivo de felicidad.

         La felicidad aparece cuando crees que eres feliz.

         La felicidad atrae eventos felices a tu vida, porque uno atrae aquellas energías con la misma frecuencia que las energías que emite. Así que si eres feliz las personas que se cruzaran en tu vida serán alegres y positivas, porque serán personas que te harán sentir más de lo que emites, o sea, felicidad.

         La felicidad es apertura, es sentimiento de pertenencia al todo, es comprensión, amabilidad y alegría. Es todo aquello que supone sentir que todo es como tiene que ser. Es agradecimiento, es abundancia y salud, es equilibrio y fortaleza,...

         Es todo aquello positivo, es deleitarse con simplemente ser, existir. Es ser consciente del amor que todo lo envuelve, es aceptar que no podemos comprender aquello que está por encima de nuestro nivel de consciencia.

         Es aceptación ante lo que creemos un hecho negativo porque sabemos que no entendemos su propósito más elevado, y a la vez agradecimiento ante aquellos hechos que consideramos positivos.

         Es creer merecerlo todo porque somos partes del todo.

         Es simplemente vivir con expectación, esperando con emoción todo aquello que nos deparará el día a día.

         Es aceptar que todo está bien como está, y que no podría o debería estar de otra forma, pues aún nos queda mucho camino por delante, mucho por evolucionar, para poder entender porqué es así como deben ser las cosas.

         Así que les invito a ser felices para siempre, en todo momento, y les deseo la mayor de las felicidades a todos, puesto que todos formamos parte de lo mismo.

         Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.