La felicidad es una actitud.
La
felicidad no es un objetivo, sino una forma de vida.
Aquel
que cree que no es feliz, o que cree que para ser feliz necesita algo que no
tiene, no será feliz ni siquiera cuando posea aquello que condicionaba su
felicidad.
Y es que
la felicidad no entiende de condiciones, porque es un estado que se puede
sentir por el simple hecho de estar vivo.
No
caigan en la trampa de buscar la felicidad en el exterior, puesto que está
dentro de cada uno de nosotros. La felicidad es un sentimiento que llevamos
dentro, y con el que podemos conectar en cualquier momento.
La
felicidad no es objetiva, por lo que no depende de algo exterior. Uno puede
decir sentirse feliz por alguna circunstancia concreta y sin embargo otra
persona puede no valorar esa misma circunstancia como un motivo de felicidad.
La
felicidad aparece cuando crees que eres feliz.
La
felicidad atrae eventos felices a tu vida, porque uno atrae aquellas energías
con la misma frecuencia que las energías que emite. Así que si eres feliz las
personas que se cruzaran en tu vida serán alegres y positivas, porque serán
personas que te harán sentir más de lo que emites, o sea, felicidad.
La
felicidad es apertura, es sentimiento de pertenencia al todo, es comprensión,
amabilidad y alegría. Es todo aquello que supone sentir que todo es como tiene
que ser. Es agradecimiento, es abundancia y salud, es equilibrio y
fortaleza,...
Es todo
aquello positivo, es deleitarse con simplemente ser, existir. Es ser consciente
del amor que todo lo envuelve, es aceptar que no podemos comprender aquello que
está por encima de nuestro nivel de consciencia.
Es
aceptación ante lo que creemos un hecho negativo porque sabemos que no
entendemos su propósito más elevado, y a la vez agradecimiento ante aquellos
hechos que consideramos positivos.
Es creer
merecerlo todo porque somos partes del todo.
Es
simplemente vivir con expectación, esperando con emoción todo aquello que nos
deparará el día a día.
Es
aceptar que todo está bien como está, y que no podría o debería estar de otra
forma, pues aún nos queda mucho camino por delante, mucho por evolucionar, para poder entender porqué es así como deben ser las cosas.
Así que
les invito a ser felices para siempre, en todo momento, y les deseo la mayor
de las felicidades a todos, puesto que todos formamos parte de lo mismo.
Y
recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan
grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al
mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.
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