La tentación es la
posibilidad de elegir una acción encaminada a experimentar estados de
frecuencia densos. Esos estados emocionales son fruto de una percepción errónea
de la realidad.
La tentación es dejarse llevar, en contra del esfuerzo. Es
darle el control al ego, dejar que el programa funcione solo, es ponerse en
piloto automático.
La tentación es una invitación a escoger una experiencia de
satisfacción rápida, fácil de conseguir, pero poco duradera, y yo diría que,
por tanto, ilusoria.
La tentación es intentar alcanzar un estado sin esfuerzo
previo, cogiendo atajos que llevan a acercarse a las sensaciones verdaderas,
pero por tiempo limitado, ya que son una ilusión.
Las tentaciones son de muchos tipos, y quizá vayan asociados
a los chacras principales. En la sociedad actual los valores inculcados parecen
estar dirigidos a los chacras inferiores, y a vivir según sus vibraciones.
La codicia sería el resultado del deseo de poseer la
materia, producto de un vacío espiritual, intentando llenar ese vacío desde lo
aparente.
El sexo sería una forma de autosatisfacción basada en la
separación, en la creencia de división, carencia y necesidad del sentimiento de
ser amado.
Las emociones serían la búsqueda de alcanzar sentimientos
elevados de forma rápida, aunque como ya dijimos, poco duraderos.
La ira sería una elección basada en la separación, en la que
le ego domina nuestras decisiones, haciéndonos creer que somos individuales, y
por tanto creeremos que aquello que nos enoja es producto de algo externo y
ajeno a nuestro ser.
La holgazanería sería producto de un sentimiento de
inferioridad, falta de autoestima, temor al movimiento y al cambio, ligado al
sentimiento de tristeza y soledad que viene arraigado en un sentimiento
ilusorio de separación y la no pertenencia al todo.
Los estados del ser más elevados, corresponderían a los
chacras superiores y alcanzarlos requerirían una dedicación mayor, esfuerzo,
constancia y disciplina.
Las tentaciones se encuentran en cada elección que tomamos,
por ello y para no sucumbir a ellas, será importante mantenerse en equilibrio
en un estado vibracional lo más elevado posible, manteniendo firmemente la idea
de unidad, no permitiendo que el ego nos limite la percepción y convenciéndonos
de lo ilusorio.
El hábito de buenas elecciones es el que nos mantendrá en
estados más sutiles, alejándonos de la posibilidad de caer en las tentaciones.
Para ello hay que ser lo más analíticos posibles ante
cualquier sensación que amenace con romper el equilibrio interno.
Y recordad que cuando nos
hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno
con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el
amor al prójimo es el amor a uno mismo.
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